
De la Obra:
“¿Y ahora qué sucede Abuelito Omayok?”, preguntó Alexio.
“¿A dónde se fueron las imágenes en el fuego?”, inquirió Julila.
“Nunca se sabe que va a suceder después cuando los espíritus de los ancestros se ponen a revelarnos historias. Quizás estén descansando; quizás cayera la señal…
¿o quizás simplemente quieran darle a Alexio un turno para que escoja él un cuento?”
“¡Sí!”
“¡No!”
“Ya me toca a mí Julila. ¡Sé justa! ¡Tú tuviste un turno muy largo! Además, luego los espíritus continuarán con Tatanka, no te preocupes. ¿Verdad que sí Abuelito Omayok?”
“Tú lo has dicho y así es. ¿Y qué tipo de cuento le gustaría oír ahora a mi bis, bis, muchas veces bis nieto?”
“¡Un cuento gracioso de Maese Nogha!”, exclamó Alexio.
“¡Sí! ¡De Maese Nogha!”, lanzó Julila, igual de entusiasmada.
“¡No es cierto!”, pronunció Omayok, con fingida incredulidad.
“¡Sí! ¡Sí es cierto! ¡Queremos un cuento de Maese Nogha!”, proclamaron los dos hermanos enfáticamente y en perfecta sincronía.
“¡Uno muy largo!”, intercaló Alexio de súbito.
“¡No! ¡Claro que no! ¡Me estáis engañando los dos!”, continuaba Omayok riéndose, continuando con un ritual bien conocido y establecido con sus bis, bis, muchas veces bis nietos.
“¡Nogha! ¡Nogha! ¡Nogha! ¡Nogha! …”
- Shodai Sennin J. A. Overton-Guerra

De la Obra:
“¿Un cuento de Maese Nogha?”, preguntó Omayok finalmente.
“¡Sí Abuelito!”, gritaron los niños.
“Pues una vez iba Maese Nogha por el bosque buscando comida, porque como sabéis un carcayú siempre anda hambriento.”
“Sí Abuelo, por eso le llaman también ‘el glotón’”, añadió Alexio.
“¡Jajaja! Exactamente. Y se encontró con una conejita atrapada en un cepo de un trampero. ‘¡No me mates Maese Nogha! ¡No me mates!’, gritaba la conejita que en realidad era una liebre, una liebre ártica en su pelaje blanco de invierno. ‘Tengo que matarte Conejita. No puedo comerte sin matarte primero, eso sería salvaje y ya sabes que solamente los seres humanos son salvajes’, respondió Maese Nogha, hablando una gran verdad sobre los animales y los seres humanos. Pero la Conejita le respondió, suplicando, ‘Tengo una magia que si me comes solamente un poquito me recuperaré todas las noches y amaneceré más grande y más gordita para que me puedas comer de nuevo un poco más al día siguiente y así nunca tendrás que salir a cazar y nunca pasarás hambre!’ …”
- Shodai Sennin J. A. Overton-Guerra